El otro día en clase salió el tema del coltán (mineral
necesario para productos electrónicos como los smartphones) y estuvimos
investigando un poco. Esa misma semana, Jordi Évole en su programa de la sexta
“Salvados”, trató este tema, que en el Congo supone un gran problema. Si queréis
saber más, aquí está el enlace al video EVICTIMS.
Esto nos hizo pensar sobre el papel que jugamos cada uno de
nosotros, y aunque el tema del coltán se nos escapa un poco, si nos hemos dado
cuenta que podemos hacer mucho por nuestro planeta y sus gentes, siguiendo unas
fáciles pautas: el llamado CONSUMO RESPONSABLE.
¿Qué es el consumo responsable? Es un concepto que dice que
debemos cambiar nuestros hábitos de consumo para ajustarlo a lo que necesitamos
realmente y también a las necesidades del planeta y sus gentes.
Esto suena muy técnico, pero podemos poner un ejemplo para
entenderlo mejor: Ya sabemos que nuestros móviles contienen coltán, pero no
sabemos cual es su origen. ¿Viene de una zona como el Congo, donde los grupos
militares, esclavizan, matan, violan, torturan, roban… a la gente que vive
allí? ¿O proviene de un comercio justo, donde se paga a los mineros un sueldo
digno y respetan sus derechos laborales y humanos? Es difícil que lo sepamos, y
que podamos controlarlo, pero si podemos intentar comprar los móviles que
necesitemos, no cambiar el móvil por tener el último modelo o porque me he
aburrido de él.
En la página http://www.lineaverdemunicipal.com
nos dan unos consejos para un consumo responsable en el día a día:
“Antes de comprar algo, reflexiona detenidamente si
realmente se necesita comprarlo o si sólo te estás guiando por la publicidad.
Si te decides a comprar algo, averigua de qué materia prima
se fabrica, de qué manera su proceso de manufacturación impacta al medio
ambiente y si genera algún daño o injusticia social.
También considera qué impacto al medio ambiente y al entorno
social tiene el uso de lo que piensas comprar.
Cada vez que compres algo, debes considerar también el
impacto causado por los residuos y la basura que genera.
Evita los productos de "usar y tirar", si no son
estrictamente necesarios.
Rechaza las bolsas de plástico que dan en supermercados y
comercios. Si puedes, al hacer la compra, lleva tus propias bolsas de tela, de
papel, de cartón o, incluso, las de plástico usadas anteriormente hasta que
sean inservibles.
Compra el contenido y no el envase.
Muchas veces se paga más por todo lo que implica la
fabricación y la eliminación de los envoltorios, que se tiran directamente a la
basura, que por el contenido.
Recicla antes que comprar, muchas de las cosas que están
para tirar pueden volver a utilizarse de otras maneras y formas ¡¡usa tu
imaginación!!
Evita las latas y los productos muy envasados. Las
fiambreras y los tarros de cristal son una forma más ecológica que guardar los
alimentos en plástico y aluminio.
Dar prioridad a productos con envases retornables o
reutilizables.
Si utilizas artículos desechables, que sean de materiales comportables,
biodegradables o, en todo caso,
reciclables. Por ejemplo platos, vasos, cubiertos, bolsas, bolígrafos d
esechables de materiales compostables, como bioplásticos en
lugar.”
Para terminar os proponemos un ejercicio muy sencillo:
¿Serías capaz de reducir en un año 5
Kg de la basura de plástico que vas tirando todos los
días? (5 Kg
: 365 días = menos de 14 gr al día menos de basura). Nosotros pensamos que sí.
Si solo lo hace una persona es algo insignificante, pero si
lo hace toda la gente que vive en el gran Bilbao (984 745 hab
según la Wikipedia)
serían casi 5.000.000 de Kg menos.
Si lo hiciese toda la comunidad autónoma de
Euskadi (2.189.093 personas en 2015) serían casi 11.000.000 kg menos.
Si lo hiciese toda España (46.770.000 personas)
serían casi 234.000.000 de Kg menos de basura plástica al año.
Un pequeño gesto de cada uno, puede
significar un gran cambio.
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